Cómo evitar el desperdicio de alimentos

Elisa Escorihuela Navarro. Nutricionista y Farmacéutica

Tras la pandemia del Covid-19, el hambre mundial ha aumentado en un total de 150 millones de personas. Nos enfrentamos a un total de 768 millones de personas que pasan hambre en el mundo. Solo en el 2020 se desperdiciaron más de 931 millones de toneladas de comida en el mundo.

Personas haciendo cola para recibir comida en Madrid.

El desperdicio de alimentos se produce a lo largo de toda la cadena alimentaria, pero hay una diferencia entre la pérdida de alimentos y el desperdicio alimentario. La pérdida de alimentos ocurre durante las etapas de producción agropecuaria, almacenamiento y procesamiento o transformación. En cambio, cuando los alimentos se despilfarran durante la etapa de distribución y consumo, lo denominamos desperdicio de alimentos.

En las diferentes etapas de la cadena alimentaria, las pérdidas o desperdicios alimentarios se producen por varias razones:

Durante la producción agropecuaria

Por problemas climáticos como las fuertes lluvias, las sequías, nevadas y granizos o bien por plagas y enfermedades que pueden aumentar la mortalidad de animales o daños en las cosechas.

Durante el almacenamiento

Las pérdidas pueden ocurrir cuando la fruta o verdura es manipulada para el embalaje, o incluso por una inadecuada refrigeración que puede favorecer la aparición de hongos, bacterias, insectos y ácaros. Además también debemos sumar  los descartes (asociados a estándares estéticos del producto) durante la clasificación.

En el procesamiento

Una vez que los alimentos obtenidos llegan a la industria alimentaria para su procesamiento, las pérdidas se asocian fundamentalmente a ineficiencias durante los procesos de transformación. Es decir por problemas durante el procesado de los alimentos (durante el lavado, pelado, troceado, cocción o envasado).

En la distribución

Pueden suceder eventualidades como el corte de la cadena de frío o bien la falta de coordinación entre los productores y la demanda del consumidor puede llegar a generar un exceso de oferta que no logra tener salida en el mercado y que finalmente se acaba desperdiciando.

En los hogares

Y por último, durante el consumo en nuestros hogares, en los que también se desperdician grandes cantidades de alimentos, por ejemplo, porque no logramos conservarlos de forma adecuada o no alcanzamos a consumirlos antes de su fecha de vencimiento.

Se calcula que a nivel mundial se llega a desperdiciar alrededor del 17% de todos los alimentos disponibles para consumo cada año. Mediante un buen aprovechamiento de estos recursos, se podría reducir el hambre a nivel mundial de forma significativa, por tanto, reducir el desperdicio de alimentos también está en manos de cada uno de nosotros y con tan solo unos pequeños gestos, aunque parezca que no, contarían para cambiar el panorama actual.

¿Qué podemos hacer desde casa para ayudar en la lucha contra el desperdicio de alimentos?

Antes de hacer la compra:

Es muy importante planificar, si se planifica un menú semanal con los alimentos que se van a consumir cada día, será mucho más sencillo elaborar la lista de la compra y además ayuda a llevar una dieta más equilibrada y saludable.

Una vez tenemos listo el menú, hay que realizar una buena revisión de aquellos recursos con los que contamos en nuestra nevera y despensa para no comprar aquellos alimentos de los que ya disponemos en casa.

Elaboramos una lista de la compra con lo que necesitamos para la semana teniendo en cuenta siempre la temporalidad de los alimentos.

Al momento de realizar la compra

Es importante ceñirse a la lista que hemos elaborado, y no comprar cosas innecesarias que muchas veces terminan por no utilizarse. Esto también te ayudará a ahorrar, porque los caprichos son los que acaban comiéndose tu presupuesto.

Un buen truco es no ir nunca a hacer la compra con hambre, puesto que si tenemos hambre nos apetece mucho más comprar cosas innecesarias por antojo.

Es importante mirar la fecha de caducidad o consumo preferente y elegir siempre los productos con mayor plazo de vida útil.

Alimentos a granel.

Si es posible, prioriza la compra a granel, ya que te ayudará a escoger las cantidades que necesites y no comprar de más.

Intenta evitar las ofertas de grandes cantidades de alimento, principalmente si compras para un hogar pequeño, puesto que muchas veces se estropean antes de que lleguen a consumir, lo que genera más desperdicio alimentario además de causar más gasto económico en tu lista de la compra. Si que es verdad que si encuentras conservas a un buen precio puede ser una opción de ahorro ya que tienen una larga durabilidad.

Intenta optar siempre por productos frescos de temporada o de producción local; de esta forma la cadena agroalimentaria será más corta y se reducirá la contaminación ambiental.

Una vez en casa

Lo primero que se debe hacer es guardar los alimentos que requieran refrigeración, para no romper la cadena de frío.

Procura poner la compra al fondo de la nevera o alacena, dejando delante los productos que ya estaban, para que sean los primeros en consumirse.

Almacena cada producto según corresponda, intentando utilizar recipientes herméticos para mejor conservación de los alimentos. Cuanto menos aire, mejor.

Separa los alimentos frescos de los cocinados ya que además estarás evitando posibles contaminaciones cruzadas.

No dejes las frutas y verduras frescas junto a las que pueden estar estropeadas, ya que la presencia de etileno podría causar la maduración temprana de las frutas frescas.

Los productos más perecederos se deben almacenar en la zona más fría del frigorífico, para ampliar lo máximo posible su vida útil.

Etiqueta los productos que vayas a congelar, para saber cuánto tiempo llevan ahí y que no se te olvide consumir los más antiguos primero.

No olvides limpiar habitualmente la nevera, alacena y despensa para evitar la proliferación de hongos y bacterias que generan el deterioro de los alimentos y producen toxiinfecciones e intoxicaciones alimentarias.

A la hora de cocinar

Ten en cuenta cuántas raciones de alimentos quieres preparar, y trata de no hacer de más para que no te sobre.

Recuerda que los alimentos congelados tienen una vida útil más larga, por lo tanto puedes utilizar esta técnica para conservar alimentos durante más tiempo y de esta forma no se estropean tan rápido.

Trata de no dejar piezas empezadas y a medias por la nevera, pero en caso de que lo hagas, guardarlas adecuadamente y recuerda que debes estar atento y usarlas cuanto antes.

Acuérdate que a veces las frutas y verduras blandas o pasadas puedes utilizarlas para hacer caldos, cremas, batidos y un montón de preparaciones más que te ayudan a evitar desperdiciarlas.

Aprende cómo aprovechar todas las partes de los alimentos, no tires las hojas de la remolacha, ni el tronco del brócoli ni las raíces del apio. Todo esto puede tener una segunda vida en diferentes preparaciones de aprovechamiento.

Deja tu creatividad fluir en la cocina, prueba nuevas formas de combinar los alimentos, nuevas recetas en las que poder aprovechar las sobras del día anterior… en la cocina no hay límites

Con todo esto puedes llevar un estilo de vida mucho más sostenible así como saludable, ayudar al planeta y al mismo tiempo a tu bolsillo.

Recuerda que tener la posibilidad de elegir qué comer mañana, no deja de ser un privilegio. Sé responsable.

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