La clave de la Vila Jocosa está en el mercado… y en el chocolate
Ángeles Ruiz
La calidad gastronómica comienza con los buenos productos, por muy humildes que estos sean. Si no hay calidad en los ingredientes, el resultado será mediocre. En la Marina Baixa alicantina, el municipio de la Vila Joiosa bien puede presumir de una cocina rica y variada basada en el producto de calidad y de cercanía, ya que en su territorio confluyen mar, huerta y montaña. Por poner tan solo un ejemplo, por la Lonja de la Vila en 2024 pasaron 1.245 toneladas de pescado de las más variadas especies.
SALAZONES ROMÁ. Comenzamos nuestro recorrido en busca de productos excelsos, haciendo una parada en el puesto de Salazones Romá. Varias generaciones de esta familia tratando las salazones de pescado avalan la calidad de los productos que vende. El gusto por las salazones ha cambiado mucho en las últimas décadas y este oficio se va perdiendo, así que aquí resisten de modo heroico como los galos repeliendo la romanización, y eso gracias a que un reducto de clientes a los que nos gusta la tradición no podemos prescindir de este manjar. Tienen buena hueva y mojama de atún de almadraba, pero lo mejor son los productos difíciles de encontrar como la tonyina de sorra, el sangatxo, el bull y budellet de atún, las varas de musola y la garrofeta.

Tonyina de sorra con almendras.
PESCADERÍA GALIANA. Seguimos con una visita al puesto de pescado de Antonio Galiana Hidalgo. Su padre, Jaime, ya era pescador y contaba con dos barcos, «El Galán de Noche» y «El Monte Tasio». Su abuelo Andrés apodado «el Cojo» (ya saben ustedes que quien no tiene mote en La Vila no es nadie) iba a la captura de la sardina y el boquerón, mientras su mujer, Ángela, lo vendía en el mercado. Antonio lo sabe todo sobre el pescado, e incluso te recomienda cómo se deben preparar las especies más económicas y humildes.

Morralla.
VERDULERÍA RIUAES. La próxima parada nos lleva al puesto de verduras Riuaes donde Mari Carmen, frente a un escaparate con lo mejor de la huerta, nos recomienda comprar la verdura necesaria para preparar el plato típico de la Vila Joiosa, la prebrereta, que cuenta incluso con un concurso oficial. Salimos con el capazo cargados de «calabaza vilera» (la de verano) tomates, pimientos, ajos…

Ingredientes de la «Pebrereta», en el que resulta protagonista la calabaza «vilera» de verano.
CONSERVAS ÁLAMO. Nos detenemos en el puesto de los Hermanos Álamo para abastecer nuestra despensa de conservar y hacernos un buen aperitivo a base de aceitunas, salmueras y encurtidos. Nos atiende María de Mar, quien ha dado el relevo a su hermano Severiano, ya jubilado. Nos recomienda llevarnos pimientos, cebollas y tomates verdes en salmuera, una buena lata de berberechos y un trozo de bonito en salazón de la mejor calidad.

Los hermanos María del Mar y Severiano Álamo Ruiz.
LOS MEJORES CHOCOLATES EN LA VILA. No podemos alejarnos de la Vila, un pueblo que huele a cacao y almendra tostada, sin satisfacer el placer adulto, como lo calificaba una conocida marca de chocolate vilera. Podemos elegir para pecar entre varias empresas, chocolates Clavileño, Valor y Peréz, que además de tienda cuentan con museo propio. Chocolates Marcos Tonda que mantiene en la Vila un centro de distribución de su marca, ofrece multitud de productos desde los clásicos chocolates marca «La Virgen» creada en 1793, hasta la moderna perla de nuez de macadamia con chocolate blanco. También hay una marca Toni Garsi que elabora un chocolate artesano y ecológico. Si nos gusta más el turrón que el chocolate, podemos visitar la tienda de Turrones Carremi, que elaboran un turrón blando de almendras delicioso y un pan de Cádiz de mazapán exquisito.

Tienda de Chocolates Valor.