La Oficina, de Valencia

Sala principal del restaurante.
  • Duque de Calabria, 16. Valencia.

  • 682 834 641

  • PVP medio por persona 45 €, sin bebida.

Las brasas de Ruzafa

David Blay

En la crisis de 2007, la deriva social, económica y culinaria nos llevó a dos extremos: lo barato y lo (casi) exclusivo. Desapareció una parte de la clase media como desaparecieron los tickets moderados. Y, con ellos, muchas de las propuestas de buen nivel que superaban lo básico pero no tenían por qué ubicarse en las zonas Premium.

Hoy la variedad es mucho mayor que entonces. Aunque también el coste vital. Cuando hace 15 años superar los 30 euros hacía levantar las orejas a los comensales, en 2025 comer por debajo de 40 es casi milagroso si se busca calidad. Y eso juega en contra de los clientes, pero también de los empresarios de la hostelería.

Bien lo saben Germán Carrizo y Carito Lourenço. En una década han pasado de apostar por asesorar nuevos proyectos a consolidar Doña Petroña, conseguir una Estrella Michelin para Fierro, surtir de dulces a la ciudad con La Central de Postres y convertirse en los herederos de Maipi. Pero, curiosamente, jamás se habían planteado como argentinos apostar por un asador, aunque no sea al uso.

Las brasas cada vez están más presentes en el día a día de Valencia, si bien de manera variopinta. Y pueden ofertarse desde los hornos Kamado o Josper hasta las parrillas de lugares a los que cada vez más variedad de perfiles acuden. Por lo sabroso y lo saludable, pero también porque se busca producto con mayor insistencia.

La Oficina viene a ocupar un hueco difícil de encontrar en una propuesta de estas características. Se trata de un restaurante a mitad de camino entre Ruzafa y El Ensanche, con mesas sencillas y elegantes, buena decoración, acústica sorprendente para la proximidad que ofrece en la sala y sobre todo con un ticket medio que no llega a los 60 euros.

Y sin embargo, la creatividad de sus chefs ejecutivos, su propuesta de carta alejada de los lugares comunes y la resolución de sus pescados, madurados en una nevera especial y a la vista de quien visita el local, convierten la experiencia en una mezcla entre una opción para acudir casi a diario y una proposición para una velada especial.

Hay bocados que vale la pena probar y que siguen la estela de otros proyectos que, con valentía, han decidido que las verduras son un plato a reivindicar. Es el caso de la cebolla tierna con escabeche y anchoa o el gofre con gamba blanca y limón, idóneos para comenzar cualquier comida. O, dependiendo de la temporada, platos como la clótxina con salsa de yogurt y patatas ahumadas.

Podría además el visitante decidir no consumir carne o pescado y derivar solo hacia elaboraciones calientes. Y probablemente se sorprendería con la tarta con cebollas y escarola, la berenjena con pomarola y burrata o la coliflor con chimichurri y demiglace.

Pero, junto a toda la diversidad de oferta que hacen de La Oficina un lugar distinto, vale la pena apostar por platos principales basados en pesca. Porque el punto de la brasa, el sabor del pescado (o de la carne) y el acompañamiento de un servicio profesional ayudan a disfrutar de la experiencia completa. A la que se pueden añadir postres procedentes de una de las mejores reposteras de España y, para los amantes del cremaet, un cóctel frío sobresaliente.

Pinchar en las imágenes para verlas ampliadas y en carrusel.

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