Jorge Moreno. Deslenguado.
Cook for ever
Ángeles Ruiz / ALICANTE
“Cook for ever” es la frase que reza tatuada en los nudillos de Jorge Moreno. En su antebrazo también luce un batidor de varillas y la estructura molecular del azúcar. A Este chef de largo recorrido (Tickets, Mugaritz, Space Sucre, La Ereta…) le seguimos desde que llegó de Barcelona y montó en el barrio de Benalúa el restaurante Voraz.
Moreno es pura entrega a la cocina, nervio y entusiasmo. Los que ya han cumplido unos años no podrán evitar que Moreno les recuerde a la pasión que ponía el gran chef Nazario Cano trabajando en una cocina doméstica de tres fuegos en el Desdén y haciendo virguerías culinarias dignas de estrella con medios limitados.
Aconsejamos el menú degustación (35€). Consta de una representación de las tapas clásicas de bar que aquí se reinterpretan; la ensaladilla (a la que el chef le ha dado una vuelta y sirve con gamba al ajillo y huevo frito) la croqueta (de pollo asado, tartar de gambas y queso Idiazabal) la ensalada (de tomate del terreno, almendra frita, burrata y hueva de Mújol). Como todo bar tradicional que se precie tiene sus boquerones en vinagre, pero en este caso son especiales. También encontramos en el menú las clásicas salazones valencianas llegan en forma de garrofeta (que no es más que la hueva de bonito seca denominada así por su semejanza en su forma y color con una vaina de algarroba) se sirve semicurada en media sal con hoja de alga Kombu, jugo de piparras y salicornia al ajillo.
El arroz es para besar las manos del cocinero, meloso de crestas de gallo, col y garbanzos con un allioli de toffee de ajos negros. Un arroz contemporáneo que sabe a tradicional. Termina el menú con una original tarta de queso y remolacha con frutos rojos.
Si en lugar del menú optamos por comer a la carta, la encontraremos estructurada en tres apartados fingerfood o lo que es lo mismo de bocado y para comer con las manos, compartir es vivir y el momento dulce. Los jueves por la noche Deslenguado trabaja con un menú cerrado a base de 10 propuestas y 4 petit fours (60€). Como el interior del local sólo dispone de unas pocas plazas en barra, el jueves es perfecto para dedicarse una fiesta privada gastro entre amigos.
Aunque el interior del local es pequeño cuenta con una terraza amplia y tranquila que está cerrada al tráfico.
El único inconveniente que tiene es que Jorge trabaja sólo en cocina, y vive dios que es hijo del viento en sus movimientos llega a donde no llegarían seis manos trabajando, ahora bien, si le surge algún inconveniente tiene que cerrar de forma imprevista porque no hay quien le sustituya.
Por lo demás ¡fantástico!
Crónica de la visita realizada 20/10/2023