Meng Qi, propietario de los Daikichis.
Horas de dedicación y milenios de sabiduría en la cocina de Narumi
Ángeles Ruiz
Fue ganar el campeonato de sushi para cocineros profesionales Itamae, y el restaurante Daikichi Beach de la playa de San Juan, colgó el cartel de completo a diario. El chef nipón Masayuki Narumi se alzó con el primer premio del concurso organizado por la empresa Balfegó, especializada en pesca y acuicultura del atún rojo, celebrado en Madrid el año pasado.
Se buscaba el mejor sushiman de España y Narumi lo logró con resultados excepcionales. Seis de los siete jueces, algunos de ellos representantes de varios restaurantes japoneses con estrella Michelin, le dieron la máxima puntuación. Cayeron rendidos ante su jardín zen, sus makis y su surtido de nigiris inspirado en el famoso dibujo japonés de la ola ante el monte Fuji y la mar de Alicante.
El propietario del restaurante Daikichi, Meng Qi, no puede estar más contento. Este empresario, de origen chino, dedicado a la industria del mármol en Novelda y dueño también de otro restaurante del mismo nombre en el centro de Alicante, nos cuenta que fichó a Narumi cuando éste, tras su paso por Nueva York había obtenido una estrella Michelin en Taipéi (Taiwán) y tenía ofertas sobre la mesa para ejercer en París, en Italia y en Madrid. Él logró convencerle de las bondades y calidad de vida de Alicante y lo ganó para “la terreta”.
Desde entonces han venido perfilando la oferta de Daikichi Beach hasta que ha quedado definida con un menú degustación (70 €) basado en la cocina Kaiseki, alta cocina japonesa. Muy diferente al Daikichi del centro de Alicante que ya ha cumplido diez años y Meng Qi define como “cocina callejera y más casual”.
En Daikichi Beach, Narumi utiliza sus conocimientos sobre las técnicas de cocina del país del sol naciente, incorporando a ella productos locales como pescados y verduras, para lograr una fusión entre las dos culturas culinarias.
Hay que rendirse al Omakase, nombre de su menú, que viene a significar ponerse en las manos del chef. Y así lo hicimos, descubriendo productos y técnicas que nunca antes habíamos visto, como la manera que tiene el chef de madurar sus pescados, sus ahumados, su gelatina Konnyaku , el encurtido de berenjena y nabo. También su macerado de nuez y pepino con anguilla ahumada, su salsa mirin con azúcar moreno y soja, su pesto de alga nori y wasabi, o su tofu frito. Nunca nos gustó el tofu y éste queda turgente y tostado.
También comprobamos como el ojo del comensal, sentado detrás de la barra, sólo percibe una pequeña parte de lo que sucede. Porque la otra parte ocurre entre bambalinas: la conservación de los alimentos y su cocinado previo no se muestran al cliente. Tampoco se ve el proceso de selección del producto, como por ejemplo el lomo de wagyu, carne de vacuno marmoleada y de suave textura, que se importa desde Miyazaki, destino ganador del Concurso Nacional de Exposición de Wagyu que se celebra cada cinco años y es un indicador de alta calidad.
Hay horas de dedicación y milenios de sabiduría gastronómica en la cocina de Narumi.
La carta incluye interesantes referencias de Nihonshu, sake japonés elaborado a partir de arroz fermentado. La carta describe detalladamente el tipo de saque que se ha obtenido dependiendo del pulido del arroz y de su fermentación.
Sin embargo, necesitan urgentemente mejorar el servicio de vinos (8 blancos, 5 tintos Rioja y Ribera, sólo uno de Alicante; dos cavas y dos champagnes) situado a años luz de la delicadeza de la propuesta gastro.
Última visita 21/04/2024
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