Elisa Escorihuela Navarro. Nutricionista y farmacéutica
La tarea de mantener un estilo de vida saludable, controlar el peso, tus niveles de colesterol, azúcar en sangre o cualquier otro parámetro de salud que te has planteado mejorar, puede volverse un desafío cuando quieres mantener tu vida social o tienes multitud de viajes y comidas de negocios. De hecho, muchas personas acaban abandonando sus objetivos de salud por este motivo.
Por supuesto, es importante dejar claro que ir un día a cenar y comer lo que te apetezca entra dentro de un estilo de vida saludable y confieso que yo soy la primera que no miro cuando salgo a disfrutar de un restaurante.
El problema aparece cuando esas cenas se multiplican, perdemos el control en nuestros buenos hábitos y esto nos acaba pasando factura en nuestra salud. Es aquí donde sería adecuado tomar medidas para que la cosa no empeore y si tu trabajo o vida social te llevan a comer fuera de casa, que intentes hacer las mejores elecciones y así puedas disfrutar a larga de una calidad de vida alejada de la enfermedad.
Por eso hoy te traigo unos consejos para comer más saludablemente fuera de casa y que puedas conseguir ese objetivo que te has planteado o sencillamente llevar un estilo de vida más saludable.
Trata de elegir tú el restaurante
Si vas a salir y está dentro de tus posibilidades elige tú el restaurante. De esta manera te asegurarás de que tengan opciones más saludables.
Hoy en día podemos disfrutar de muchos restaurantes en Valencia que basan su propuesta en platos más sencillos, digestivos y en definitiva más sanos. Pero si no conoces ninguno puedes optar por:
Restaurantes de cocina mediterránea: sin duda la mayor parte de la propuesta gastronómica que podemos encontrar en nuestra ciudad. Eso sí, procurando hacer siempre la mejor elección, porque mediterráneo no es siempre sinónimo de saludable. Procura elegir ensaladas, carnes, pescados y mariscos, evitando técnicas de elaboración como los fritos y rebozados.
Restaurantes japoneses: desde sashimis, sopas, tartar, usuzukuri, hasta yakitoris pueden ser opciones saludables. Recuerda tener precaución con la cantidad de salsa de soja que consumes por su alto contenido en sodio que puede aumentar la presión arterial y producir retención de líquidos.
Restaurantes vegetarianos: cada vez podemos encontrar más opciones en todo el mundo y todos ellos ofrecen gran cantidad de platos saludables, aunque esto no significa que lo sean todos. Elige platos más sencillos y evita arroces, pastas y en especial las salsas. Una opción estupenda serían las legumbres, en cualquiera de sus formas: hamburguesas hechas con legumbres, hummus, como parte de ensaladas o de cualquier plato, etc.
Pero claro, puede pasar que no siempre puedas elegir el restaurante, como podría pasar en una comida de trabajo, lo que nos llevaría al siguiente consejo.
Revisa carta antes de ir al restaurante
En plena era digital ya no hay excusa, puedes encontrar la carta de casi cualquier restaurante en su página web o en sus redes sociales. No lo dudes y revísala bien antes de ir. De esta manera te podrás hacer una idea de los platos que más te gustan y que más se pueden ajustar a tu objetivo.
Siempre es más sencillo tomarse el tiempo desde casa, que no tener la presión del grupo de amigos o del trabajo y el camarero esperando a que te decidas ante tantas tentaciones.
Ni que contarte si llegas con hambre, ya que seguro que no tomas la mejor elección. Y de eso va el siguiente consejo.
Come algo antes de ir al restaurante
De la misma manera que cuando vas al supermercado con hambre acabas comprando los alimentos más calóricos, ir a un restaurante con mucha hambre o a cualquier otro evento en el que van a aparecer tentaciones en forma de platos deliciosos es un peligro para tu objetivo de comer más sano.
El truco es tomar algo ligero antes de salir de casa pero que produzca bastante saciedad para poder hacer luego elecciones más saludables.
Puedes tomar por ejemplo un yogur, pero de entre mis favoritos están un puñado de frutos secos al natural o bien un plátano, que además los puedes incluso tomar en el coche de camino.
Al tener un cierto nivel de azúcar en sangre y una buena dosis de fibra, nuestro cerebro, que es un amante del azúcar, no nos jugará malas pasadas a la hora de elegir.
Si has cumplido todos estos consejos, pero aún así no tienes claro qué elegir, te cuento cómo hacerlo en el siguiente consejo.
Menos es más
Y en este caso no hablo de cantidad, sino de sencillez en el plato. Ya que las cantidades que suele servir habitualmente en los restaurantes, salvo algunas excepciones, son las correctas.
Elige platos lo menos elaborados posible y con técnicas de cocción saludables como la plancha, el vapor, papillote, brasa u horneado, evitando como comentábamos anteriormente aquellas técnicas que impliquen una mayor absorción de grasa por parte de los alimentos, como podría ser la fritura, rebozado o aquellas cocciones que implican gran cantidad de aceite (normalmente de mala calidad).
Esto también lo agradecerá tu posterior digestión, ya que las digestiones serán más ligeras y te encontrarás, por tanto, menos hinchado y pesado.
Un ejemplo puede ser un calamar a la plancha con unas verduras al grill. Sencillo, nutritivo y muy sabroso.
Si tienes claro tu elección de plato sencilla, pero no sabes con qué puedes acompañarlo, quédate que te cuento las guarniciones más aptas y las que tenemos que priorizar en los restaurantes.
Las guarniciones más saludables
Si te ha pasado que no has podido elegir y todos los platos del restaurante son demasiado calóricos o pesados para tu estómago, no creas que está todo perdido, puedes hacer algo; elige guarniciones más saludables.
Por ejemplo, en lugar de las patatas fritas que suelen acompañar a una hamburguesa, un plato de carne o un pescado, pide que te hagan patata o boniato al horno o que te las cambien por una ensalada o unas verduras salteadas.
Pide una ración extra de verduras y sobre todo no tengas miedo de preguntar, ya que en la mayoría de los restaurantes están dispuestos a hacerte un plato a tu medida.
Si vas a pedir un arroz o pasta, procura no picar pan. Es muy habitual que en muchos restaurantes antes de comenzar a comer saquen un poco de pan, evítalo, especialmente si luego no tienes opciones de elección más saludables.
Normalmente, otro elemento recurrente que suele utilizarse como guarnición en los restaurantes son las salsas. La mayoría de estas suelen ser bastante calóricas, grasas y pesadas, aunque hay algún aderezo apto para conseguir nuestro objetivo. Pídelas a parte y así controlarás la cantidad de salsa que añades a tu plato. Prioriza la mostaza, pimienta, orégano, curry, salsas picantes, vinagre, limón… en lugar de mahonesa, alioli, salsa césar, salsa rosa, salsa de quesos o salsa agridulce.
Momento de pedir
Intenta pedir el primero para impedir dejarte llevar por lo que pidan los demás comensales.
Como habrás seguido los otros consejos que te he dado, ya tendrás la carta estudiada de casa o habrás elegido tú mismo el lugar donde vais, por tanto, lo que vas a pedir lo tendrás claro. Es por ello que debes pedir el primero, con decisión y visualizando tu objetivo, ¡para que nada te pare!
Pero, ¿Qué hago si me apetece algo menos nutritivo y más calórico? Te lo cuento en el siguiente consejo.
Compartir
Si no es posible realizar ningún cambio y no hay opciones más saludables podemos optar por compartir el plato que sea más graso y calórico. Así, se puede pedir una preparación más calórica para compartir y una ensalada o una parrillada de verduras que aportará fibra, compuesto que ayudará a aumentar la saciedad.
Por otro lado, compartir ayuda aumentando la unión de los comensales, así que no te lo pienses más :)
Además, si estás lleno y no quieres comer más, pero no quieres tirar la comida, actualmente es completamente normal pedir lo que ha sobrado para llevar. Así no tienes que forzarte a comer y puedes disponer de comida para el día siguiente sin cocinar.
Ahora que tenemos claras nuestras elecciones y estrategias en cuanto a la comida nos falta una parte importante, la bebida, sigue leyendo para conocer el siguiente consejo.
Las bebidas
La recomendación básica y rápida es que bebas siempre agua.
Las bebidas alcohólicas aumentan considerablemente la ingesta de calorías que se van a consumir en los eventos sociales. Por otra parte, el mero hecho de tomar alcohol produce un estado de desinhibición que puede alejarnos de nuestro objetivo y hacer que tomemos decisiones más impulsivas, pudiendo tomar alimentos que nos sean perjudiciales.
Si eres un enamorado del vino y no puedes renunciar a una copita, hazlo siempre combinándolo con agua, para no abusar del vino y siempre en formato copas, no una botella entera.
Si estás planteándote entonces qué pasa con los refrescos y es que suelen contener un alto contenido en azúcares que también producen un aumento en las calorías totales que tomaremos. Podrías optar por refrescos sin azúcar de manera esporádica, ya que su consumo también se relaciona con la probabilidad de sufrir sobrepeso y no es apto para personas con problemas digestivos.
Para conseguir un total de 0 calorías, pero la sensación agradable de las burbujas que se obtienen de los refrescos, opta por tomar agua con gas, con un poco de hielo y limón.
Llega el postre, ¿Qué hago?
Para finalizar la comida o cena llega el postre, y para poder gestionarlo mejor, llegar a este momento con una sensación de saciedad (sin notar que vas a explotar) nos puede ayudar a tomar mejores decisiones. Tienes que plantearte si realmente tienes suficiente hambre como para comer postre o no, es decir, no lo hagas por la creencia de “tengo que pedir siempre postre”.
Si decides pedir postre, compartirlo es una excelente idea para tomar algo de dulce sin pasarnos.
Por otro lado, puedes tomar fruta de temporada, que todos los restaurantes disponen de ella y es una opción saludable, nutritiva, con fibra y agua que va a cuidar de nuestra salud y ayudarnos a conseguir nuestros objetivos.
Otra alternativa es no tomar postre y pedir una infusión caliente o fría, o un café. Para ello evita el azúcar y si la notas muy amarga, puedes poner un edulcorante acalórico.
Come despacio y disfruta
Aunque pueda parecer una tontería, comer a un ritmo lento y disfrutar del momento es imprescindible cuando sales a cenar fuera de casa, ya que socializar es tan importante como la elección de los platos, así que no centres toda tu atención en la comida.
Comer lentamente, dejar los cubiertos entre cada bocado, charlar con los demás comensales, va a permitir que la sensación de saciedad tenga tiempo de llegar al cerebro, señal que tarda en transmitirse hasta 20 minutos. Además, esto nos permite disfrutar de la compañía y del momento que estás viviendo.
De esta forma, cuando llegues al postre, habrás dado el tiempo necesario para notar la saciedad y elegir mejor en ese momento.
Si sigues estos consejos de los que hemos estado hablando para cuando salgas a comer fuera, estoy segura que vas a superar la difícil prueba de salir a comer con todo éxitos.
No obstante, si en algún momento encuentras impedimentos y no puedes hacerlo todo lo bien que querrías, no puedes seguir todos los consejos, ¡no te preocupes! Hacer una ingesta más calórica, no va a marcar todo tu patrón de alimentación, siempre que nuestros hábitos el resto de días sean saludables.
Puedes volver a recuperar tus buenos hábitos y reajustar las elecciones en la comida siguiente. Evita saltarte la siguiente comida porque te sientas culpable, ya que no solo no sirve de nada, sino que también puede aumentar la ansiedad que puedas llegar a sentir.
También huye del otro extremo, no tires la toalla y no te autosabotees en tu objetivo, sino que haz una ingesta normal, un poco más ligera de lo normal, puedes optar por un pescado con verduras o una crema con un huevo poché, para seguir enfocado en tu objetivo, disfrutando de tu comida.