
Equipo del restaurante Nou Palas con su propietario, Nicolás Gómez, sentado en el centro.
La historia de Alicante a través de un plato de canelones
Ángeles Ruiz
Érase una vez una mítica casa-palacio en Alicante construida por los condes de Soto Ameno en el s. XV Estaba situada en el lugar que ocuparon unos antiguos almacenes portuarios, mirando al mar y protegida por el Benacantil.
A finales del siglo XIX el edificio se convirtió en un hotel en el que se alojaban las personas ilustres que visitaban la ciudad, tanto es así que el rey Alfonso XII y doña María de las Mercedes pernoctaron en sus habitaciones. A lo largo de más de un siglo, pasó por distintas manos y tuvo varios nombres: Hotel Suizo, Roma, Vapeur, Marina, Iborra, Simón, Gran Hotel y Hotel Palace, éste último alcanzó gran fama. En 1939 el régimen franquista ordena cambiar el nombre de “Palace” debido a que Francia no había sido un aliado durante la II Guerra Mundial y este nombre les disgustaba. Así, la “c” y la “e” se convierten en una “s”. El hotel ahora llamado “Palas” alcanza todo su esplendor siendo considerado durante varias décadas el hotel más caro y lujoso de la ciudad. En los años 80, pese el auge del turismo, el hotel empieza su decadencia y no se puede evitar su cierre en 1988. Para entonces ya había dejado huella en la ciudad por su glamour, la calidad de su restaurante y la profesionalidad de todo su personal. También había dejado marcada en la memoria colectiva algunos platos como los “Canelones Rossini” y los “huevos Poché Florentina”. Únicos, inigualables en la memoria de lo que fue y ya nunca será.
Al cierre del Palas nació el Nou Palas. Cuatro de los antiguos empleados inauguraron este local en una de las nuevas arterias principales de la ciudad, en la Avenida de la Estación, frente a la Diputación Provincial. Y así estuvieron trabajando una década. Al principio contaban con el aval de su paso por el hotel y una clientela fiel que les seguía. Pero eso, la fama heredada, con el paso del tiempo se acaba. Se disolvió la sociedad y uno de ellos, Nicolás Gómez, tomó las riendas.

Nicolás Gómez, propietario de Nou Palas.
Siguen sirviendo los clásicos canelones del Palas, de hecho, al cierre del hotel compraron la maquinaria para su elaboración: gratinadora, picadora y cortadora. Hoy es un restaurante de menú con una extensa carta, la idea es que el cliente que come a menudo fuera de casa, pueda hacerlo aquí con frecuencia y sin repetir platos.
Además de las sugerencias diarias de mariscos y pescados de mercado, encontramos una muestra de platos anclados a la tradición: lenguado meuniere, magret de pato a la plancha con salsa PX, hojaldre relleno de pato, ensalada templada con foie y jamón de pato…
Algunas entradas unen la propuesta gastronómica al territorio donde nos encontramos; como las salazones, el capellán a la llama, la pericana, el pulpo a la plancha o los arroces.
No faltan las croquetas de la casa, ni los clásicos embutidos. Estos platos conviven en la carta en un tottus revolutus con una ensalada tropical o con un carpaccio de solomillo.
Se han preocupado de hacer una buena selección de vinos, algunos de ellos poco corrientes que ofrecen a un precio medio.
El servicio de sala es de la vieja escuela: uniformado, atento, correcto, amable y familiar con los clientes de toda la vida.
Por su buena relación calidad precio y la atención esmerada, siempre está lleno.
Sus paredes hablan de la historia de Alicante.
Última visita 18/8/2024