Ton by Karabuena, de Santa Faz

Kike y Enric Andrés.

  • San­ta Faz (Ali­can­te)

  • Veró­ni­ca, 19

  • 965 775 523

  • Home Res­tau­ran­te Ton Kara­bue­na

  • Abre todos los días de 11h a 17h.

Buen producto y frescura en un ambiente familiar

Ánge­les Ruiz

Este res­tau­ran­te de coci­na de mer­ca­do que se ges­tio­na de for­ma fami­liar es toda una bue­na direc­ción gas­tro­nó­mi­ca. El pro­pie­ta­rio, Kike Andrés, es el coci­ne­ro, y su hijo Enric atien­de la sala. El nom­bre del res­tau­ran­te obe­de­ce a razo­nes sen­ti­men­ta­les: Kara­bue­na era el apo­do del abue­lo de Kike, y aña­die­ron Ton por la ton­yi­na (atún), nego­cio al que Kike se dedi­có antes de abrir este esta­ble­ci­mien­to.

Aquí se pre­ten­de hacer todo bien, con amor y res­pe­to a la coci­na. No digo yo que alcan­cen la exce­len­cia, pero es nota­ble el esfuer­zo y se agra­de­ce encon­trar de vez en cuan­do loca­les de estas carac­te­rís­ti­cas, autén­ti­cos, y no fran­qui­cias de car­tón o nego­cios crea­dos por per­so­nas que quie­ren inver­tir, pero que son aje­nos al ofi­cio de hos­te­le­ro.

Sala de Ton by Kara­bue­na.

Mere­ce la pena comen­zar pro­ban­do las cro­que­tas de coca amb ton­yi­na. Ya saben uste­des, la coca típi­ca que con­su­mi­mos en Ali­can­te los días de les Fogue­res de Sant Joan. Tie­nen el mis­mo sabor que la coca ori­gi­nal, tan­to es así que si Ferran Adrià hubie­ra sido ali­can­tino lamen­ta­ría que no se le hubie­ra ocu­rri­do a él.

Des­pués lle­ga­ron las ensa­la­das, un mix de las dis­tin­tas que ofre­cen en la casa, ser­vi­das en la mis­ma ban­de­ja: una bue­na zanaho­ria encur­ti­da, toma­te, pul­po, pepino y raba­ni­tos, espen­cat, peri­ca­na… Rico y varia­do.

El cala­mar a la anda­lu­za, la ensa­la­da de rape o las albón­di­gas de sepia tam­bién cons­ti­tu­yen un buen comien­zo. Nos gus­ta­ron los lle­te­ro­les (molle­jas de cabri­to con alca­cho­fi­tas, toma­te seco y ajos tier­nos).

Los pes­ca­dos a la bra­sa son otra de sus espe­cia­li­da­des, des­de pes­ca­do de esca­ma ente­ro o al cor­te has­ta sepia o cala­mar de pote­ra. Pro­ba­mos un mero fres­co ser­vi­do con pata­tas y ajos fri­tos, hecho al esti­lo case­ro, que no podía estar mejor de pun­to. Y un rape con toma­te y pata­tas pana­de­ras como lo haría nues­tra abue­la.

Mero con ajos fri­tos.

Tam­bién ofre­cen en la car­ta arro­ces de car­ne y de pes­ca­do. Nos hubie­ra gus­ta­do pro­bar uno tra­di­cio­nal ali­can­tino de anta­ño, como el de more­na, pero abas­te­cer­se de ese pro­duc­to no es tarea fácil, la mar no es una cien­cia exac­ta. Nos con­ten­ta­mos con uno de atún, sepia, alca­cho­fas y aje­tes bien eje­cu­ta­do.

Arroz de atún y sepia con ajos tier­nos y alca­cho­fas.

En otras oca­sio­nes nos hemos decan­ta­do por los ten­ta­do­res fideus rose­llats de atún y gam­bi­tas o de magro, cone­jo y cara­co­les, que están entre nues­tros pre­fe­ri­dos.

Vemos que en la mesa del al lado sir­ven, como si de un res­tau­ran­te orien­tal se tra­ta­ra, una galli­na fri­ta de cabe­za a cola, no de las que vue­lan, sino de las que van por la mar (cabra­cho). Hace unos ins­tan­tes la hemos vis­to en la vitri­na, bien son­ro­sa­da, jun­to algu­na que otra pie­za de buen cali­bre como el mero, el rape o el san pedro. La mesa cele­bra la pre­sen­ta­ción y comien­za a rose­gar. 

Galli­na, o cabra­cho, refri­ta.

Últi­ma visi­ta 16/05/2024


GALERÍA deta­lla­da (fotos Ánge­les Ruiz):

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