Paolo Casagrande, director gastronómico, e Inna Skriabina, gerente de Orobianco.
Paolo Casagrande, Jefe de Cocina del Restaurante Lasarte en Barcelona, galardonado con tres estrellas Michelin, asume la dirección gastronómica del icónico restaurante Orobianco en Calpe. Así es su nuevo menú que marca la nueva era del restaurante panorámico de Calpe
Maje Martínez
A mediados de 2022 Orobianco cerraba sus puertas con la intención de realizar mejoras en el local, en la oferta y en la imagen del que en 2019 se convirtiera en uno de los restaurantes más románticos de España, según Tripadvisor. Llegó a contar con Estrella Michelin (mantiene la Recomendación) y Sol Repsol de la mano de prestigiosos chefs italianos, y a día de hoy conserva el sello de l’Exquisit Mediterrani así como puesto en el ranking mundial de la 50 Top Italy Prosecco Doc Award, que valora los 50 mejores restaurantes italianos fuera de Italia.
Orobianco siempre ha sido fiel al concepto de una alta cocina italiana con producto de cercanía, pero ahora inaugura una nueva era en la que se suma la trayectoria, la filosofía y el saber hacer de parte del equipo de Lasarte (3*Michelin en Barcelona). El chef italiano Paolo Casagrande, actual jefe de cocina de Lasarte y mano derecha de Martín Berasategui, compagina esta dirección gracias a un gran equipo residente capitaneado por el chef, también italiano, Andrea Drago, con quien también ha compartido fogones durante los últimos 10 años.
La sumillería y la sala está asesorada por Joan Carles Ibáñez y Antonio Coelho, también pilares del restaurante Lasarte, y se incorpora como jefa de sala Inés Correia. La pastelería está supervisada por el pastry chef del restaurante triestrellado Xavi Donnay. Así pues, podemos decir que un pedacito de Lasarte se instala en la cima de Calpe. La pretensión: hacernos disfrutar con una cocina sincera, real, con tradición y vanguardia a partes iguales, y volver a ser referente internacional de la alta cocina italiana en España. Motivos para lograrlo no faltan, y prisa para la atención de las guías no hay.
Inna Skriabina, gerente y fundadora de Orobianco, es la mujer que está detrás de esta aventura que nació en 2015. Es discreta pero contundente, con ideas claras y perseverante. Es valiente. Me escribe discretamente para invitarme a una premiere de esta nueva era, y nadie puede resistirse a una mañana de primavera casi tocando en cielo de Calpe. Sobre las 13:30 horas empiezan a llegar más comensales… caras conocidas en casi todas las mesas, entre cocineros, empresarios, medios y amigos. Por sorpresa, aparece desde la cocina Martín Berasategui, que se autoproclama monaguillo en esta misa, ya que Paolo y Andrea son los que ofician en esta ocasión. Martin quiere mostrar su apoyo al proyecto de Pablo y orgullo por el equipo cedido. ¡¡Garrote!!
Viaje a Italia sin perder de vista la terreta
Un Luis Roderer Collection 242 nos da la bienvenida de la mano de José Quintanilla, también sumiller de Lasarte que se suma de forma circunstancial al arranque de esta era, aunque no descarta asentarse porque ha quedado prendado por la luz y el estilo de vida calpino. Él mismo nos acompañará durante toda la experiencia, con grandes reflexiones sobre los vinos que acompañan los platos, sin vampirizarlos, y con una firme idea sobre la moda del maridaje y su apuesta por la armonía (menos es más…). Suscribo cada una de las ideas del joven Quintanilla, discípulo aventajado de Ibáñez con gran criterio y corazón.
Arrancamos con unos aperitivos de los de comer con las manos: Cannolo salado relleno de tartar de gamba blanca, pistachio y mahonesa de limón; fino, elegante, con unas texturas muy acertadas. Una pizza al vapor con crema de berenjena a la parmigiana y pesto. Pura Italia. Sardina de Saor, tempura de tinta de calamar y gel de enturidos. Curioso y sabroso. Un toque de frescura llega de la mano de Amouche Bouche: anguila confitada, aire de remolacha, radicchio y rabano encurtido. Esto con cuchara.
Entran los platos principales del menú con un impecable tartar de calamar con crema de almendra, yema curada y guanciale. El Mediterráneo nos une, al igual que este plato. Impresionante la textura y perfecta la temperatura. El calamar se empastra perfectamente con la yema y se envuelve con la almendra. Discreto pero contundente el toque de guanciale.
Entra en escena un Fusillone (pasta fresca) de pomelo rosado, galera y caviar Oscietra. Contraste entre el producto de lujo y la austeridad de la galera, que se convierte en la verdadera protagonista con una textura y sabor sublimes, perfectamente acompañados por el toque cítrico. Un Ekam Castell d’Encús 2021 de Costers del Segre (Pirineos), se ha paseado durante ambos pases. Acertadísimo. Coupage de Riesling catalán de viñas a más de 1000m en Pirineos, y pequeño toque de albariño. Equilibrio de acidez y salinidad perfecto para ambos entrantes. Quintanilla nos destaca la amistad que tiene con el enólogo Raúl Bobet y su proyecto de bodega orgánica. Mola descubrir además de comer.
Panes artesanos caseros, de masa madre, cereales y patatas. Grissini de cebolla y AOVE italiano Incuso.
Y llega una segunda elaboración con pasta fresca. Cada vez que pruebo una propuesta de alta cocina donde aparece la auténtica pasta, me doy cuenta de todo lo que me queda por descubrir. Me sorprende su enorme versatilidad tanto en la cocina más tradicional como en la vanguardia, y la necesaria técnica para dominar su punto.
Un ravioli de burrata, bogavante, sopa de jamón y albahaca completa esta secuencia, con una potencia controlada y salinidad muy medida. Deliciosa la combinación, que se equipara con un emplatado delicado y estético. Un Rossj Bass 2021 de Bodegas Gaja, llega desde Langhe Piemonte para hacer patria en esta sucursal italiana. Monovarietal Chardonnay, pero no al cálido al que estamos acostumbrados, sino una acidez y frescura con una discreta barrica casi imperceptible.
El colofón de este menú inaugural llega de la mano de un pichón a la Veneziana, salsa a base de hígado y cebolla pochada texturizada, crema de perejil, cebolla y harina tostada, y un bikini de los interiores del pichón. Impecable. El punto del pichón es abrumador, con un discreto pero contundente acompañamiento. Un Propiedad, de viñas viejas de Palacios-Remondo, desde la Rioja Oriental, corona este plato. Curiosa garnacha desde Rioja con potencia y distinción, pero delicadeza en boca.
Prepostre fresco a base de helado de piel de limón, lima, menta y manzana verde. Muy conveniente. Postre con cremoso de café, cacao, regaliz y frambuesa de la mano de un Fondillón Primitivo Quiles solera 1948, con una acidez inusual pero buscada para compaginar el dulce del postre. Polémica servida en la mesa sobre la denominación Fondillón y los vinos de Alicante… (ese tema da para un par de artículos…)
No han faltado los petit fous como joyas a base de chocolate blanco y albahaca; cheescake de cereza; o gianduja.
Los menús degustación de Orobianco by Paolo Casagrande tienen formato corto (130€) y formato largo (165€), con posibilidad de maridaje (corto:78€; largo: 95€). A mediodía en días laborables hay un menú Business Lunch por 95€.
Cuidado con Calpe, que se convierte en cluster gastro con grandes referentes como Beat (1*, 2Sol); Audrey’s (1*, 1Sol); Abiss (Recomendado Repsol); Casa Bernardi (Sol Repsol), y ahora la nueva propuesta de Orobianco. Todo suma en la Costa Blanca; somos destino gastronómico mundial.
Crónica de la visita realizada el 5 de abril de 2023
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