Maje Martínez
Todo listo: 35.000 m² en la Institución Ferial Alicantina, más de 200 expositores con sus stands montados; 8 programas de contenidos, medios acreditados, ponentes de todas partes del país con sus hoteles y vuelos confirmados; concursos, talleres, catas… Y a poco más de 48 horas, se decretó un estado de alarma. Era 2020 y Carlos Baño, quien por aquél entonces era vicepresidente de la Cámara de Comercio de Alicante, también presidía Alicante Gastronómica, la feria gastronómica experiencial más grande de nuestro país. Ante la frustración inicial, la iniciativa de Baño fue reinventarla para que todos los recursos aportados se adaptaran y se aprovecharan en la nueva situación para no caer en saco roto. Allí estábamos un equipo lleno de incertidumbre, pero convencidos de que si había que reinventar, se reinventaba.
En esos mismos días, el chef con Estrella Michelin e ideas alborotadas, Ferdinando Bernardi (Casa Bernardi), había arrancado una iniciativa desde su restaurante, por entonces en Calpe, para vaciar todos los productos perecederos de su despensa, ofreciendo menús sin coste para los vecinos que en esos días vivían la paralización de sus trabajos por el confinamiento y la falta de ayudas. Un par de llamadas con acento italiano (Baño lo habla a la perfección), y en menos de 24 horas pusieron en marcha un movimiento al que no dudaron en sumarse empresas agroalimentarias alicantinas, el sector de la restauración, los hoteles y las instituciones más allá de sus colores. Carmencita, Tescoma, Carrefour, Harinas la Ecarnación, Mercadona, Coca-Cola, Seur…, y cientos de empresas más.
Desde Calpe, había que extenderse como mancha de aceite hacia toda la provincia, y para ello, la Cámara de Comercio, junto a Diputación de Alicante y el Ayuntamiento no dudaron en arrimar el hombro con recursos. La Generalitat Valenciana, a través de Turismo, cedió los CdT (Centros de Turismo) de Alicante, Benidorm, Denia y Torrevieja para convertirlos en cocinas centrales, a los que se sumaron más centros de formación profesional, como la Escuela de Hostelería de Elche. Y se movilizaron muchas personas, empezando por el propio equipo de Cámara y de Alicante Gastronómica: Santi Dusmet, dejó los montajes y la campaña de comunicación para convertirse en coordinador de Centros; Tony Pérez dejó de lado la Wine Experience y las salas de catas para gestionar cocinas, menús y donaciones; Rafa Fernández fue capaz de poner orden en el caos legal de esos días y buscar la vía de institucionalizar esta nueva aventura; yo misma me encargué de reclutar voluntarios y voluntarias en una centralita telefónica improvisada desde Valencia, coordinando turnos de producción en hasta 8 centros diferentes codo con codo con los chefs ejecutivos del certamen, Andés Ramírez y Gicelia Dos Santos; y Gema Amor llevaba la batuta de todas las partes sin dejar de reclutar personas, empresas y lidiar con las instituciones para crear una estructura viable.
Carlos Baño era el cicerone y el todoterreno, ya que igual negociaba con empresas que conducía una carretilla para descargar toneladas de patatas en tiempo récord. Y se sumaron cientos de cocineros y cocineras de toda la provincia, de todos los rangos, desde estudiantes, veteranos, retirados, en activo, en paro, incluso los más laureados como Susi Díaz, Maria José San Román, Cristina Figueira, Paco Torreblanca, Kiko Moya, Aurora Torres, no dudaron en ponerse a pelar cebollas, limpiar cacerolas o empaquetar menús. La primera semana salieron 350. En las siguientes, se llegaron a los 1500 al día, con más de 250.000 en sólo el primer año, mientras sufríamos los temidos rebrotes por las nuevas cepas. ONG’s provinciales canalizaban las necesidades de comidas, cenas… y recogían los menús, y hasta se creó un servicio express con una furgoneta conducida por el propio Carlos Baño y Jesús Navarro (Carmencita), para así llegar a aquellas personas más vulnerables que vivían en la calle o en situación irregular (un servicio que todavía hoy llevan a cabo ellos mismos).
Y la pandemia acabó pasando, pero seguía habiendo personas con necesidades, así como héroes con delantal que se sumaban y empresas alicantinas que habían advertido la necesidad perenne de contribuir a hacer la vida más fácil a quien más lo necesita. Como a mitad del primer año de aventura se reanudaron las clases en los CdT, la Generalitat desempolvó la Ciudad de la Luz para poder ofrecer una nueva cocina central. Alicante Gastronómica diversificó creando un Centro de Empleo para contribuir también a la formación de personas en riesgo de exclusión o con diversidad funcional, y en poco más de dos años se creó un círculo perfecto a través de la colaboración empresarial publico-privada, que cubría muchas debilidades sociales en un movimiento solidario y sostenible que siempre sumaba.
Las cifras
Y pasaron los meses, y Carlos Baño se convirtió en Presidente de la Cámara de Comercio de Alicante, por lo que tuvo que renunciar a su cargo en Alicante Gastronómica y Alicante Gastronómica Solidaria siendo relevado por Gema Amor y Jesús Navarro, respectivamente, aunque sin dejar de estar vinculado dándolo todo de forma voluntaria, también a través de su empresa Tescoma. Y se celebraron sucesivas ediciones de la Feria Alicante Gastronómica con récord de asistencia y participación, y paralelamente se siguió manteniendo la actividad asistencial y de formación de AGS. Y llegaban los primeros reconocimientos nacionales a la labor realizada. Y se cumplieron tres años por los que habían pasado más de 2500 voluntarios y 900 empresas alicantinas. Y se facilitó la inserción laboral de más de 700 jóvenes en riesgo de exclusión a través de las acciones formativas enmarcadas en los cursos PICE de la Cámara de Comercio. Y se sirvieron la friolera de 632.450 menús.
En 2023, la Ciudad de la Luz también debía volver a su actividad, por lo que de nuevo se buscó la alternativa para no tener que frenar la inercia de este movimiento. Fue el Ayuntamiento de Mutxamel quien ofreció el espacio del Vivero de Empresas de Polígono de Riodel para albergar las cocinas centrales, así como el centro de formación, nada más que por un plazo de 25 años, mostrando la absoluta confianza y convicción en la necesidad del proyecto. La intermediación de Cámara Alicante de nuevo fue crucial en este paso, creando la nueva marca “Cámara Solidaria”, representando a todo el tejido empresarial de la provincia.
El futuro
Y el 24 de abril de 2023, este nuevo espacio ha abierto sus puertas, en parte importante gracias a la inversión de Carmencita Especias, una familia que no ha dudado en hacerse cargo del montaje de esta nueva sede, que ha estado equipada a base de colaboraciones, aportaciones y convenios con el tejido empresarial alicantino, que de nuevo ha demostrado que la solidaridad y la iniciativa es parte de su ADN. Una zona de cocina, obrador de pan, zona de frío y pastelería, aulas y una servicio de cafetería real para las prácticas de los alumnos que a su vez prestará servicio a las empresas del polígono que hasta ahora no contaba con ningún servicio de bar.
“Orgullo” es una de las palabras que más ha sonado hoy en las intervenciones institucionales, en las que no han faltado cargos como el presidente de la Diputación de Alicante, Carlos Mazón, el Conseller de Hacienda y Modelo Económico, Arcadi España, el Alcalde de Mutxamel, Sebastián Cañadas, la Directora General de Comercio, Artesanía y Consumo, Rosa Ana Seguí, y la concejala de Comercio del Ayuntamiento de Alicante, Lidia López. De nuevo distintos colores, pero un sentir común.
Cerca de 250 voluntarios y un centenar de representantes de empresas colaboradoras no han querido faltar a esta gran fiesta que no sólo ha confirmado el éxito de uno de los proyectos solidarios más emblemáticos de nuestra Comunidad Valenciana, sino que ha inaugurado un futuro estable por delante capaz de dejar huella en muchos colectivos.
Los valencianos debemos sentirnos orgullosos precisamente de ser capaces de concebir proyectos como Alicante Gastronómica de la mano de nuestros empresarios de alimentación y gastronomía, y ser objetivos a la hora de otorgar valor a los proyectos solidarios de cercanía, sin descartar nunca la posibilidad de participar de forma activa para sumar a esta bendita locura.