Por: Carlos López
La Real Academia de Gastronomía ha reconocido el “talento innato en el dominio de la sala” en el restaurante Alicantino BonAmb situado en Javea, cuya cocina dirige Alberto Ferruz (jefe de cocina y socio) y en la propia sala le complementan Enrique Albelda (sumiller) y Pablo Catalán (socio director).
En la trayectoria profesional de Cristina Prados destaca su paso por los restaurantes Vertical y La Sucursal; poco hay que decir respecto a lo que ha “bebido” y vivido de la mano de dos grandes maestros y Premios Nacionales de Gastronomía, tales como Javier de Andrés y Manuela Romeralo.
La sala de BonAmb presenta una puesta en escena elegante pero cercana, explicando productos y procesos de elaboración al cliente y acabando numerosos emplatados en mesa, donde se nota que Cristina tiene carisma, mano experta, sutileza y profesionalidad. De ello ha dado buena nota el jurado de la Real Academia, que destaca esta labor realizada durante todo el año en un restaurante ubicado en España; Jurado compuesto por Abel Valverde (presidente), Premio Nacional de Gastronomía, e integrado por Lourdes Plana Bellido, presidenta de la RAG, Alfonso Rodés, vicepresidente de la RAG, José Mª Sanz-Magallón, secretario general de la RAG, los Premios Nacionales Marta Campillo y Carmelo Pérez, y los Académicos Cuchita Lluch, Borja Beneyto y José Carlos Capel.
Desde 1974, la Real Academia de Gastronomía concede anualmente los Premios Nacionales de Gastronomía, unos galardones que reconocen a profesionales e instituciones que trabajan en favor de la gastronomía española y protagonizan la sensacional evolución de la cultura gastronómica de España. El Premio consiste en una escultura diseñada por el artista y académico Alberto Corazón. Desde el pasado año 2021 las categorías premiadas son seis: Mejor Jefe de Cocina, Mejor Director de Sala, Mejor Sumiller, Mejor Comunicación Gastronómica, Investigación e Innovación Gastronómica, y Toda una Vida. Y para quién tenga dudas de su enjundia, es lo que al cine español los “Goya” o en EEUU los “Oscar”.
Cristina desprende detalles de amor, a través de la convicción, fuerza, vigor y mirada al frente. Explica y sonoriza el protocolo de mesa. Dando juego a sus compañeros de sala, los trata con mimo didáctico y buena batuta. Demuestra maestría emocional y es conocedora que el detalle marca la diferencia, porque ella sigue considerándose camarera. De su mano, Cris, da la oportunidad de descubrir propuestas culinarias únicas y ser atendido por un equipo cohesionado y comprometido con el bienestar de sus clientes.
No en vano en la próxima Gala Michelin han dado alcance de todo lo anterior, porque es el gran olvidado; la sala y sus componentes Se trata de la entrega de un nuevo premio especial, que reconocerá la labor y el buen hacer de la atención y servicio en sala (dicen que no es tarde si la dicha es buena).
¿Qué se hace necesario e imprescindible para vivir una gran experiencia gastronómica? Pues sencillamente se debe tener un gran servicio de calidad que haga de la vivencia algo inolvidable y para ello hay que contar con grandes profesionales que sepan manejar tanto la técnica, el método y el protocolo, como la parte emocional y reactiva orgánica del comensal. Lo que la gente de campo ha dicho siempre: “se debe saber dar de comer al animal”.
Y porque Cristina:
-Porque el esfuerzo e inteligencia emocional lo entrena todos los días; sabe respirar y callar a tiempo: saber comprender al cliente. El comensal no solo es distinto, puede ser diferente en cada visita al restaurante, según su estado anímico y compañía.
-Porque recuerda a un “actor” (actriz en su caso) del mundo de la restauración, que hace del servicio de sala un desempeño constante para que tengas una grata experiencia.
-Porque con su interlocución, hace que todo pase a un segundo plano, siendo el comensal el protagonista.
-Porque bien se encarga de cuidar cada uno de los detalles. Recuerden (en mi humilde opinión) que no vamos a comer a un restaurante, sino a disfrutar y a ser felices. Para ello la experiencia total es vital. La puesta en escena cobra relevancia tangible.
-Porque a mayor abundamiento, sabe muy bien de “caldos” (vinos y licores) en toda su extensión incluida el asesoramiento y la puesta en escena.
Finalmente, está en boca de todos los profesionales la concepción de una misma idea: el futuro de la gastronomía en España pasa por innovar y replantear la idea del menú degustación. El mimo del servicio en sala puede ser una buena forma de diferenciar las distintas propuestas, debido al alto nivel culinario existente. Y toma buena cuenta de ello la profesora de servicio y atención al cliente en el Basquet Culinary Center, Lorea Mendizábal, que encuentra la clave en el equilibrio: “Se trata de ver la sala al mismo nivel que la cocina de cualquier restaurante, algo que pasa por cuidar y motivar a cada miembro del equipo”.
Acabo con las palabras de mi jefa de sala preferida: “Represento a todas las mujeres que todos los días abren una sala para dar de servir y satisfacer al cliente”.
Pues créeme que a los hombres también los representas querida.