En Valencia, hay aromas que definen la memoria colectiva, y uno de ellos es el del cacao recién trabajado. En la Calle Ruzafa, 12, ese perfume tiene nombre propio desde 1931: Trufas Martínez. Nacida del empeño de una familia por elevar el arte chocolatero a su máxima expresión, esta casa ha sabido mantener viva la esencia de la elaboración artesanal durante casi un siglo.
Cada trufa, bombón o tableta que sale de su obrador destila paciencia, técnica y un respeto absoluto por la materia prima. Cacaos seleccionados, rellenos equilibrados y una textura sedosa que remite a la pureza del trabajo manual, donde cada pieza se moldea con el mismo cuidado que antaño.
Este 2025 representa un nuevo capítulo para la firma valenciana. Su tienda de la Calle San Ignacio de Loyola, 20, con veintidós años de historia, renace con una imagen renovada y una filosofía que combina elegancia y cercanía. El nuevo espacio gourmet se concibe como un viaje sensorial, un escenario para disfrutar del chocolate en todas sus dimensiones: degustación, aprendizaje y experiencia compartida.
Con la cuarta generación al frente, Trufas Martínez abre sus puertas a una propuesta que trasciende lo meramente dulce: catas guiadas, talleres de team building y eventos temáticos que acercan al visitante al universo del cacao desde una perspectiva hedonista y cultural.
Fiel a su herencia artesana, la casa reafirma su identidad en tres palabras que la resumen desde su origen: artesanía, calidad y cariño. Trufas Martínez continúa siendo un emblema de la tradición chocolatera valenciana, una firma que transforma el cacao en emoción y que demuestra que el sabor, cuando se hace con alma, puede ser también una forma de arte.


