Arco, Mandó, Bonicaire, Monastrell, Forcallat, Verdil, Malvasía y Macabeo son las uvas que han copado todo el protagonismo en la jornada eno-cultural organizada por la Denominación de Origen Vinos de Valencia. El objetivo era dar a conocer a los principales agentes de comunicación de la Comunidad Valenciana los vinos mejor puntuados por Robert Parker.
Casa Los Frailes, en Fontanars dels Alforins acogía la presentación de los Vinos con Denominación de Origen Valencia mejor puntuados por la prestigiosa publicación The Wine Advocate.
Los 59 vinos premiados con más de 90 puntos y los once proyectos vitivinícolas que se esconden tras estas puntuaciones bien merecían un espacio en el que poder expresarse y darse a conocer. El foro era idóneo, pues solo se aprecia lo que se conoce y solo se conoce lo que se cuenta, por lo que la labor de los medios de comunicación es fundamental. Tal y como señalaba Miguel Velázquez, de Casa los Frailes “nada tiene valor sin su historia”. Motivo por el que agradecía a Pablo Calatayud (Celler del Roure) haber abierto las puertas del territorio a tan aclamada publicación.
Los vinos presentados son fruto de un trabajo de autoconocimiento y reconocimiento. Un trabajo que iniciaba Daniel Belda con su apuesta por el embotellado de vinos de calidad en la zona dels Alforins. Se trataba de poner en valor variedades de uva que habían sido denostadas en pro de otras mucho más reconocidas o productivas, dando lugar a un perfil de vino mediterráneo mucho más fresco que nos traslada a su origen y que define la identidad y estilo de la Denominación de Origen Valencia. De hecho, son los vinos elaborados con variedades locales como las tintas Forcallat, Mandó, Bonicaire y Arcos o las blancas Verdil, Macabeo o Malvasía, los que han recibido las mejores notas de esta publicación.
Las puntuaciones Parker nos dan “un motivo más para creer en nuestros vinos” tal y como resaltaba el presidente de la DO Valencia, Salvador Manjón. Y “continuar trabajando en definir, valorizar y comunicar el que es el principal valor de una Denominación de Origen, su identidad territorial y su tipicidad”.
Las ocho bodegas premiadas no sólo han expuesto un proyecto vitivinícola, sino una forma de entender el vino que asienta sus bases en la defensa de un territorio, un paisaje y una tierra, algo que se materializa entre otras cosas en la recuperación de variedades locales que dan lugar a vinos singulares, auténticos y que con su degustación, nos trasladan al territorio en el que han sido elaborados, contándonos su historia.
Desde los proyectos más jóvenes, como el de Can Leandro, Rafael Cambra o Fil·loxera & CIA, hasta los proyectos de mayor recorrido como Casa Los Frailes, Celler del Roure, Los Pinos o Bodega El Angosto, pasando por el proyecto cooperativo de La Viña (de Anecoop Bodegas), todos centran sus esfuerzos en mirar respetuosamente al pasado para dar autenticidad y valor a sus vinos. Y para que esto ocurra, tal y como señalaba Jorge Caus, de Cooperativa La Viña “es fundamental retribuir al viticultor su esfuerzo y trabajo, que el valor llegue al socio”.
Parece que el vino valenciano se ha puesto de moda pero su triunfo no es casual, ni se debe a que siga ninguna tendencia. Tal y como señalaba Rafa Cambra: “no estamos haciendo vinos nuevos, sino más reales, estamos volviendo a lo que éramos” al origen, poniendo en valor lo que nunca se debería haber perdido, algo que también resaltaba Gabriel Sanchís de Can Leandro, quien junto a su hermano Alberto lucha por volver a ver el paisaje Ontinyentí repleto de unos viñedos que, curiosamente, ellos mismos ayudaron a arrancar.