La casa de Suntory abre sus puertas a Beniasia de Benitatxell

Car­los López

Con los prin­ci­pios de la natu­ra­le­za y el espí­ri­tu de Japón, la his­to­ria de Sun­tory comien­za con la era Mei­ji, duran­te la cual el país empe­zó a abrir­se a las influen­cias de Occi­den­te. Su fuen­te de ins­pi­ra­ción fue la sofis­ti­ca­ción de los vinos y espi­ri­tuo­sos euro­peos, que des­ta­ca­ban por su gran rique­za cul­tu­ral, ritua­les y saber hacer. En lugar de depen­der de los vinos ya exis­ten­tes, el empe­ra­dor Mutsuhi­to (Mei­ji) alen­tó a apren­der a com­bi­nar vinos para pro­du­cir un sabor adap­ta­do al sutil pala­dar japo­nés. Des­de Osa­ka, la casa Sun­tory, que empe­zó sien­do una tien­da de vinos impor­ta­dos, pro­mo­vió mez­clas y com­bi­na­cio­nes de sabo­res y aro­mas, lo que le lle­vó a desa­rro­llar una gran habi­li­dad como arte­sano del licor, y de ahí pasó a mez­clar lico­res impor­ta­dos, ade­más de ela­bo­rar espi­ri­tuo­sos japo­ne­ses por exce­len­cia para la gen­te del país nipón. Su gran sue­ño con­sis­tía en pro­du­cir un autén­ti­co whisky japo­nés.

Sun­tory, años des­pués (de la mano de Shin­ji­ro; cono­ci­do como el crea­dor del whisky japo­nés a prin­ci­pios del siglo XX) había crea­do un whisky acor­de al gus­to del pala­dar japo­nés que se con­vir­tió en el sím­bo­lo del arte de ensam­bla­je Hou­se Of Sun­tory. Un arte per­fec­cio­na­do a tra­vés del “espí­ri­tu de Japón” que con­sis­te en la bús­que­da incan­sa­ble de la per­fec­ción, la meticu­losa aten­ción al deta­lle y el com­pro­mi­so de cali­dad.

La pri­me­ra des­ti­le­ría de whisky de mal­ta de Japón en la ciu­dad de Yama­za­ki, a las afue­ras de Kio­to, en 1923.

Con esta intro­duc­ción, mi que­ri­do Xiang­qing Huang (cono­ci­do cari­ño­sa­men­te como Chino Juan) del res­tau­ran­te Benia­sia en Beni­tatxell, abre sus puer­tas a Rober­to Torres (ges­tor comer­cial del gru­po Beam Sun­tory), para rea­li­zar la úni­ca cata que des­ti­la­dos Sun­tory hará este año en la bode­ga Benia­sia. Fui­mos die­cio­cho afor­tu­na­dos los que tuvi­mos la opor­tu­ni­dad de acu­dir a esta úni­ca cata en la que pudi­mos degus­tar una selec­ción de des­ti­la­dos, todos ellos ins­pi­ra­dos en los whiskys esco­ce­ses: Roku Gin, Toki, Hakushu, Yama­za­ki 12 años e Hibi­ki.

Cata en el res­tau­ran­te Benia­sia en Beni­tatxell.

Rober­to Torres ofi­cio la cata con cri­te­rio, rigor y dis­ten­sión, pro­cu­ran­do que los “cata­do­res” escu­cha­ran, sabo­rea­ran, pro­ba­ran con aten­ción y pre­gun­ta­ran cues­tio­nan­do los dis­tin­tos tipos de des­ti­la­dos, para intuir y apre­ciar sus cua­li­da­des, impre­sio­nes y, por qué no, pun­tua­ción o en todo caso pre­di­lec­ción. Torres está lleno de ofi­cio y empa­tía, ofre­cien­do cer­ca­nía y enten­di­bi­li­dad a la hora de aten­der a una cata de estas carac­te­rís­ti­cas, que resul­ta un tan­to pro­fun­da y com­ple­ja.

La gine­bra y los cua­tro whiskys estre­lla de la casa Sun­tory.

En todo caso, lo que se pudo pal­par fue ale­gría, ilu­sión y sim­ple­men­te dis­fru­te sin nece­si­dad de mirar el tiem­po, en un ambien­te reple­to de serie­dad, aten­ción y enig­ma que el repre­sen­tan­te de Sun­tory supo lle­var orgu­llo­so y de mane­ra atem­po­ral. La cata con­sis­tió en:

Roku Gin. Gine­bra cítri­ca y flo­ral, yuzu (cítri­co) jun­to con notas flo­ra­res de Saku­ra. En el fon­do las notas her­ba­les de los tés. Com­ple­ji­dad en dife­ren­tes capas a las que no esta­mos acos­tum­bra­dos. Exce­si­va­men­te sua­ve y de tex­tu­ra sedo­sa, aun­que con un lar­go final con notas pican­tes de pimien­ta. Dife­ren­te a nues­tro regis­tro de gine­bra.

Roku Gin.

Toki. Sig­ni­fi­ca “tiem­po” en japo­nés. Quie­re repre­sen­tar lo anti­guo y lo nue­vo. En boca encon­tra­mos albaha­ca, man­za­na ver­de, miel, con tona­li­da­des de pome­lo, uva ver­de, men­ta y tomi­llo.  Aca­ba­do sutil­men­te dul­ce y espe­cia­do con un toque de roble. Fal­ta algo de evo­lu­ción.

Toki

Hakushu. Añe­ja­mien­to en barri­cas de roble ame­ri­cano blan­co. En boca encon­tra­mos men­ta, melón, yuzu, pome­lo, todo ello lige­ra­men­te ahu­ma­do. Hakyshu Distiller’s Reser­ve es la inno­va­ción que uti­li­za mal­ta lige­ra­men­te tur­ba­da com­bi­na­da con barri­cas de roble.

Hakushu

Yama­za­ki 12 años. Añe­ja­mien­to en barri­cas de Jerez y barri­cas Mizu­na­ra. En boca encon­tra­mos aro­mas de fru­ta madu­ra, vai­ni­lla y aro­mas ocul­tos que evo­lu­cio­nan en el pro­pio des­ti­la­do. Es el whisky sin­gle malt más ven­di­do en Japón y el whisky japo­nés más ven­di­do en el mun­do.

Yama­za­ki

Hibi­ki. Añe­ja­mien­to en dife­ren­tes barri­cas. En boca encon­tra­mos flor blan­ca, mie­les, naran­ja, resul­tan­do com­ple­jo y sutil.

Hibi­ki

Por su par­te Juan, a mi lado, lle­va­ba las rien­das en silen­cio; esta labor com­ple­ja, fiel refle­jo de la cul­tu­ra orien­tal japo­ne­sa (y chi­na). Para Juan cada bote­lla supo­ne una gran expe­rien­cia cul­tu­ral, un pere­gri­na­je, espe­ran­do a ser des­cu­bier­ta por todo el mun­do. De ahí su gran labor divul­ga­do­ra a la par que comer­cial, con el mis­mo espí­ri­tu aven­tu­re­ro de Shin­ji­ro (crea­dor del whisky japo­nés) y su filo­so­fía de yat­te minaha­re (que quie­re decir, “a por ello”), desa­fian­do las cos­tum­bres del mer­ca­do y ofre­cien­do al mun­do bebi­das inno­va­do­ras y de cali­dad. Juan es el espe­jo de la filo­so­fía de la casa Sun­tory: con­sis­te en la bús­que­da incan­sa­ble de la per­fec­ción, la meticu­losa aten­ción al deta­lle y el com­pro­mi­so de cali­dad.

Mi que­ri­do ami­go y gour­met Javier Vela, me hace siem­pre la mis­ma obser­va­ción; no hables así de los luga­res que nos gus­ta, que un día no ten­dre­mos sitio. Y no con fal­ta de cri­te­rio, pue­de ser que lle­gue ese día, mien­tras tan­to dis­fru­te­mos de la adap­ta­ción al sutil pala­dar japo­nés.

La cata Sun­tory tuvo lugar el 23 mar­zo de 2024. 


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