Alba Esteve Ruiz
Cocina de autor con guiños a la cocina italiana
Ángeles Ruiz / Alicante
Alba Esteve Ruiz tuvo un periodo de formación, pasó trece años trabajando en Italia. Allí conoció a su marido, Michel, y montó el bistrot romano Marzapane, situado entre el Vaticano y la plaza de la República. También aprendió a preparar, entre otros clásicos italianos, los Espagueti carbonara, uno de los platos que le han dado fama a su restaurante alicantino Alba, donde ella en la cocina y Michel al frente de la sumillería y la sala, forman un tándem de trabajo inseparable.
El menú degustación (35€) es una muestra de lo mejor que Alba puede ofrecer. Son cinco platos elegidos por la chef de entre los de la carta. Por eso es conveniente solicitarlo.
La casa, tanto en su menú como en su carta, rinde homenaje a los años italianos a través de la despensa de la que se abastece y de algunas elaboraciones. Recomendamos la Pulgita con porchetta que consiste en la versión montadito con pan brioche, de la tradicional porchetta italiana (carne de cerdo deshuesada, asada al horno y aromatizada con hierbas) que en este caso rematan con anchoas del Cantábrico. Realmente gustosa.
También encontramos en su carta la Parmigiana: un crujiente de berenjena con parmesano y mozzarela, dos de los quesos italianos que han traspasado fronteras y se han popularizado en todos los rincones.
Igualmente, Alba ofrece su particular versión de la Bagna cauda, plato originario de la región francesa de Provenza, que los campesinos consumían después de las faenas de la vendimia pero que se popularizó en Italia en el siglo XVI, convirtiéndose en un plato típico del Piamonte (norte de Italia limitando al oeste con Francia).
De la misma manera nos ofrecen calabacín con una Scarmoza, queso semiduro típico de la cocina italiana elaborado con vaca y cabra, que la chef utiliza en su versión ahumada para dar al plato matices más interesantes.
En el capítulo de la pasta encontramos los clásicos carbonara, que ya hemos mencionado, y los Fetuccine con ragú di mare.
En los postres no aparece, como cabría esperar, un tiramisú (lo agradecemos), sino un milhojas con crema de mascarpone.
Sin embargo, este no es un restaurante italiano, ni mucho menos, más bien de fusión contemporánea donde la soja, el yuzu o el kefir se funden armoniosamente con productos locales como el boniato o el turrón.
Excelente la atención y las recomendaciones de la carta de vinos que Michel brinda en sala.
Crónica de la última visita 10/10/2023