Ángeles Ruiz
A mediados de febrero el municipio alicantino de El Pinós celebra la fiesta del Villazgo. Se conmemora la concesión en 1826 por parte del rey Fernando VII de la cédula de “real villa” a Pinoso, documento que le permitió independizarse administrativamente ‑segregarse- de la vecina Monóvar.
El domingo 18 de febrero de 2024 tuvo lugar el 198 aniversario del acontecimiento que cambió el destino de los pinoseros. La fiesta es un relato de las costumbres y tradiciones del municipio, que lleva celebrándose 27 años, tan sólo interrumpida por la pandemia. El casco urbano se llena de bullicio, danza y puestos que exhiben en la calle los artículos que vende el comercio local. Como en toda fiesta que se precie, la música y la gastronomía ocupan un lugar especial.
Así lo ha entendido el ayuntamiento de El Pinós, que arropado por la fama de sus arroces, sus embutidos, vinos y repostería, ha apostado por la gastronomía como buque insignia del turismo en la zona.
El plato estrella es el arroz con conejo y caracoles, también llamado de didet, porque está formado por una delgada capa de arroz de un dedito y un grano no monta sobre otro. Se utiliza la vaqueta, xoneta o serrana (Iberus gualteranus alonei), un caracol muy apreciado en la Comunitat Valenciana, Catalunya y Murcia, que se emplea en la elaboración de arroces y paellas. Estos mismos caracoles también se preparan a la brasa, en salsa de almendras, picantes o en tomate.
Pinoso alcanza fama también en recetas caseras como los ajos pinoseros, la gachamiga, los gazpachos o las faseuras.
Aunque El Villazgo se celebra en domingo, bodegas y establecimientos de alimentación abren sus puertas al público para dar a conocer sus productos. También se instalan algunos puestos ambulantes. Este año los protagonistas han sido Bodegas Pinoso, Carnicería Hermanos Albert y Panadería Jesús.
El Pinós tiene una larga tradición en la producción de vinos. En su término municipal e inmediaciones se sitúan: bodegas Volver (con su premiado Tarima Hill), Santa Catalina del Mañán (carretera Monóvar-Pinoso), Bodegas Brotons (en la pedanía de El Culebrón) y, en su término municipal, se sitúan: la Cooperativa de Pinoso, Bodegas El Sequé y Bodegas Pinoso. Ésta última nace en 1932 como cooperativa y no es hasta los albores del siglo XXI cuando toma la determinación de dejar atrás el granel para comenzar a comercializar los vinos embotellados que hoy dan fama a la bodega.
En cuanto a carnes y embutidos la Carnicería Hermanos Albert, nace a mediados de los años 80 fruto del esfuerzo de cuatro hermanos. El resultado de su trabajo se traduce en siete carnicerías situados dos de ellas en Pinoso y las demás en municipios cercanos. Despacha carnes origen España y célebres embutidos: tiernos y secos, desde la llonganissa, al xoriço, la botifarra de seba o el morcón negre o blanc.
En lo referente a especialidades golosas, en la Panadería Jesús destacan las célebres perusas, un dulce típico de la zona del Vinalopó Mitjà cuyo consumo ha sabido liderar El Pinós. Su aspecto agrietado y su peso ligero, nos anticipan que se desharán en la boca. Son etéreas, suaves y por encima llevan una capa de azúcar glass que se espolvorea en el momento de consumirlas. Otras especialidades son la toña, los sequillos, los rollos de anís o vino y los mantecados.
En El Pinós también existen multitud de rincones desconocidos, es el caso del diapiro de sal gema. Se trata de una formación geológica que podemos descubrir si salimos de Pinoso y nos dirigimos a la pedanía de Rodriguillo y de allí al municipio de la Algueña, durante el trayecto divisaremos la cara sur del diapiro de sal gema, que mediante una conducción de unos 50 km de longitud y salvando un desnivel de 600 m, tradicionalmente ha aportado salmuera a la laguna de Torrevieja.
Esta obra de ingeniería faraónica propició un dato curioso: que la cosecha de sal de 1975 superase el millón de toneladas de producción, duplicando con creces las anteriores cosechas y consiguiendo alcanzar a las mismísimas salinas de Leslie (California), hasta entonces la mayor productora mundial de sal.
Fotos: Ángeles Ruiz