La Coca-Cola del siglo XIX se llamaba Carnot

Anna Reca­ta­là

Cuen­ta el empren­de­dor Anto­nio For­nés que gra­cias a su incon­for­mi­dad y cons­tan­te bús­que­da de las cosas que le ilu­sio­nan, el Car­not apa­re­ció en su vida. Hace apro­xi­ma­da­men­te seis años, este crea­ti­vo que había pasa­do del sec­tor de la publi­ci­dad a tener una tien­da pro­pia en el cen­tro de Denia con pro­duc­tos de kiló­me­tro cero, típi­cos del inte­rior de la comar­ca de La Mari­na, des­cu­brió que exis­tía un licor tan popu­lar como la Coca-Cola y que su sabor era una heren­cia del terri­to­rio que habi­ta­ba.

«Fer­nan­do París, un vecino de la loca­li­dad, vino a mi tien­da para dar­me la enho­ra­bue­na y apro­ve­chó para comen­tar­me que no veía el licor por exce­len­cia. Yo no sabía a qué se refe­ría, ven­día Caza­lla y Mis­te­la, no tenía cons­tan­cia de otro licor de la zona. Fue ese día cuan­do escu­ché por pri­me­ra vez la pala­bra Car­not», con­fie­sa For­nés.

Tras un tiem­po inves­ti­gan­do, Anto­nio For­nés des­cu­brió que el Car­not era una de las bebi­das espi­ri­tuo­sas más anti­guas de Denia y que aca­bó des­apa­re­cien­do debi­do al sur­gi­mien­to de nue­vos refres­cos y a que el Sifón y el Agua de Seltz ‑pro­duc­tos con los que se com­­bi­­na­­ba- deja­ron de comer­cia­li­zar­se.

Una apues­ta abso­lu­ta por el Car­not

El amor por Denia y por la tra­di­ción ha lle­va­do a Anto­nio For­nés a dedi­car­se en cuer­po y alma a su nue­vo pro­yec­to: Bode­gas Car­not, una empre­sa que ha recu­pe­ra­do la rece­ta ori­gi­nal del licor Car­not, y la comer­cia­li­za y adap­ta a los nue­vos tiem­pos.

«Esta bebi­da es una mace­ra­ción de die­ci­sie­te hier­bas autóc­to­nas de La Mari­na Alta. Anti­gua­men­te se cogían de nues­tra mon­ta­ña, el Mont­gó, pero aho­ra es un par­que natu­ral pro­te­gi­do. Con mucho cari­ño, exa­mi­na­mos y selec­cio­na­mos lo que son las flo­res en sí y la mete­mos en un tonel con alcohol de alta cali­dad. Cada sema­na hace­mos revi­sio­nes, remo­ve­mos la mez­cla para que coja bien el sabor y cuan­do vemos que está en su esta­do ópti­mo, fil­tra­mos y embo­te­lla­mos. Este pro­ce­so sue­le tar­dar entre dos y dos meses y medio», expli­ca el exper­to.

For­nés con­fie­sa, ade­más, que este pro­yec­to no hubie­se sido posi­ble sin la ayu­da de Rafael Mar­sal y Josep Bor­deho­re, dos dia­nen­ses que cono­cie­ron de pri­me­ra mano el Car­not, así como nume­ro­sos his­to­ria­do­res y hos­te­le­ros de la zona que le ase­so­ra­ron has­ta dar con la fór­mu­la exac­ta y que tan popu­lar se hizo en la Denia de hace más de medio siglo.

Vis­ta aérea de la ciu­dad de Denia.

La nue­va era del licor de hier­bas de Denia

Anto­nio For­nés lle­va el Car­not allá don­de va. En la actua­li­dad, y gra­cias a la expan­sión de la mar­ca, este licor de hier­bas ha tras­cen­di­do fron­te­ras y se comer­cia­li­za en Sevi­lla, Bar­ce­lo­na y por supues­to, en la zona de Valen­cia y Ali­can­te.

El empre­sa­rio ha man­te­ni­do un Car­not con todo su sabor y esen­cia intac­tos, pero ha que­ri­do dar un toque más con­tem­po­rá­neo a la for­ma de beber el licor, más adap­ta­do a los tiem­pos que vivi­mos para con­se­guir sedu­cir a los pala­da­res jóve­nes. Con el slo­gan «¿Eres más cla­si­cot o moder­not?», el ex publi­cis­ta pro­po­ne varias com­bi­na­cio­nes depen­dien­do de si eres más afín a los sabo­res dul­ces o secos: Con Tóni­ca o Spri­te o con un gra­ni­za­do de limón y hier­ba­bue­na bau­ti­za­do como Gra­no­ta.

«Cuan­do hue­les el Car­not es dul­ce, como un ver­mut, en cam­bio cuan­do te lo tomas es amar­gui­to, por eso es nece­sa­rio que vaya acom­pa­ña­do de una bebi­da car­bo­na­ta­da o más bien tiran­do a dul­ce o seca. Es una bebi­da dife­ren­te, que engan­cha, y ade­más es 100% natu­ral, no tie­ne azú­ca­res ni esen­cias quí­mi­cas, y sien­ta muy bien» con­clu­ye.

Gra­no­ta de Denia: Car­not, gra­ni­za­do de limón y hier­ba­bue­na.

Escucha la entrevista completa de Antonio Fornés, responsable de Bodegas Carnot:

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