Anna Recatalà
Una tiendecita de aceite y huevos en la localidad de Foios se ha convertido en la multinacional líder de la Comunidad Valenciana de Aceite de Oliva Virgen Extra.
Esta es la historia de Paco Albert, un valenciano que vio en el oficio de su madre, cuando tan solo era un niño, una oportunidad de negocio que mejoraría la economía familiar. De esos inicios ya han pasado 60 años, y ahora Aceites Albert, que así se llama la empresa, exporta a más de treinta países y tiene la capacidad de embotellar más de cien mil litros de aceite a diario.
Comienza explicando Charo Albert, consejera delegada y miembro de la tercera generación de Aceites Albert que «trabajando muy duro, esforzándonos mucho, teniendo un producto de gran calidad, saber ponerlo en valor y transmitirlo así a nuestros clientes son las claves para llegar donde hemos llegado».
Con el slogan «La calidad a su servicio», que abanderó en su día el predecesor, la empresa familiar sigue creciendo y expandiéndose a ritmo frenético, manteniendo como sus pilares los valores de cercanía y proximidad con el cliente, con los proveedores y con los empleados en cada una de sus fases. «Ya no luchamos por la calidad, si no por la excelencia. Queremos ir más allá y prestar un buen servicio. Está dentro de nuestros valores», explica la nueva líder.
Enamorada del mundo del aceite, Charo Albert confiesa que nunca entró en sus planes de futuro ser el relevo generacional del negocio, pero que su sentimiento hacia la empresa familiar y hacia lo que había conseguido su padre, pudo con ella. «Siempre he estado enamorada del mundo del aceite porque es una cosa que he vivido en casa desde que nací, pero trabajar con la familia es algo muy complejo. Yo estudié Derecho, pero la vida da muchas vueltas», confiesa.
Calidad e innovación
Aceites Albert lleva más de 15 años exportando su producto fuera de España sin descuidar en ningún momento las necesidades del mercado nacional, pese a que esto no fuese un elemento clave en la facturación de la empresa. «En nuestro sector, la clave para sobrevivir es ser muy ágil, porque van surgiendo nuevas necesidades y nuevos huecos en el mercado y no creo que esto lo cubran ni las empresas más grandes ni las más importantes, sino las más rápidas», añade la empresaria valenciana.
La compañía cuenta con un actualizado departamento de I+D capaz de desarrollar productos de unas cualidades muy valoradas y con un rendimiento excelente que tiende a cubrir todas las necesidades y dar servicios a cada uno de sus clientes. Desde aceites de oliva virgen extra, pasando por todo tipo de aceites vegetales y de fritura diseñados para el sector de la restauración, hasta las creaciones más vanguardistas como los aceites de semillas, de soja, de pepitas de uva, de chufa o de aguacate.
El futuro para las aceiteras
La complejidad del sector agroalimentario es indudable. Las condiciones meteorológicas y la inflación, independientes de su condición, hacen que este sector se vea alterado y muchas veces afectado de manera agravante. Debido a la sequía, en la campaña de 2022, que redujo la producción en torno a un 52%, a la subida del precio del combustible, del material auxiliar y, por supuesto, de la energía que se necesita a la hora de producir, los precios del aceite se han incrementado. A todo esto se suma el impuesto al plástico al que las empresas españolas tienen que hacer frente en su producción: «Somos el único país de la Unión Europea que tiene que hacer frente a él», explica Charo Albert.
La presidenta lamenta la situación pero se anima con los datos de este año, cuya cosecha ha mejorado un 15% respecto a la anterior, y recalca la importancia del sector agroalimentario para la economía global del país. «Durante el covid se demostró que éramos esenciales pero es que, aparte, somos un sector muy estratégico dentro de la economía de nuestro país».