Bar La Mala se asienta en el barrio del Carmen de València como una propuesta dirigida con especial atención al cliente local.
Texto: Paco Ballester
Fotografías del local: Héctor Rubio
La apertura de La Mala (carrer de Dalt, 3, València) puede considerarse un efecto secundario de la escuela de español para extranjeros que se asienta frente a este local, en pleno corazón de Ciutat Vella. Tanto la escuela, emplazada en un edificio señorial rehabilitado íntegramente, como el restaurante, han pasado por el tamiz del estudio de interiorismo Vicente Navarro.
Además de arquitectura interior, ambos locales comparten gerencia, el matrimonio formado por Cristina Navarro y Carlos Botella, quienes vieron en un primer momento La Mala como una extensión de la escuela, con el objetivo de dar un servicio más, el de restauración, a los estudiantes extranjeros. Tal y como señala Cristina, el concepto fue cambiando durante la puesta en marcha: “Decidimos orientar La Mala como un establecimiento de restauración no enfocado únicamente al turista. Nuestro deseo era tener en cuenta al público local, a los vecinos del Carmen. Es a primera hora cuando más clientes extranjeros tenemos. En las comidas y cenas cambia la fisionomía”.
La apertura de La Mala no es ajena a los cambios en los gustos de los vecinos de la ciudad. Al público local cada vez le cuesta más acercarse al barrio del Carmen a causa de la masificación de turistas y una oferta gastronómica orientada desde hace años y cada vez en mayor medida, a este colectivo, con lo que ello implica. Lo mismo sucede con el ocio nocturno.
Navarro y Botella partían en este proyecto con el hándicap inicial de no contar con experiencia previa en el campo de la restauración, aunque han suplido este a priori con las enseñanzas positivas extraída de otros negocios. “Cuando se intenta desde el comienzo hacer las cosas bien, generalmente funciona”, admite Navarro. “Sabemos que la hostelería es un ámbito complicado, pero hemos tratado de trasladar nuestra experiencia profesional al restaurante, desde la selección del personal y el trato al cliente hasta la calidad del producto escogido”.
En este sentido, Navarro y Botella han confiado el día a día en una profesional del sector como Arantxa del Estal, mientras que la cocina corre a cargo de la chef Sara Olmedo (Castellón, 1991), formada en la Escuela de Hostelería de la capital de la Plana. En Barcelona pasó por restaurantes como Freixa Tradició y Suculent antes de aterrizar en València en 2018. Previamente a La Mala estuvo al calor de los fogones de Sucede y Alma del Temple.
“La clientela en La Mala es muy variada por el emplazamiento del local”, apunta Olmedo. “Diferentes edades y nacionalidades, por lo que en la carta puedes encontrar platos más clásicos y otros con un toque personal, más desenfadados”. Como botón de muestra, recetas con un guiño a la gastronomía internacional, como la berenjena a la llama con salsa teriyaki, sobrasada y queso de cabra; el pad-thai, steak tartare o el tiramisú de pistacho en los postres.
El ritmo de vida de Navarro y Botella ha tenido una influencia directa en la composición de la carta, en consonancia con la intención de Olmedo, como señala Cristina: “Debido a mi profesión viajo muy asiduamente y siempre que regreso a València guardo en la memoria platos que he probado fuera de España. Hemos intentado reflejar estas experiencias en la carta del restaurante”.
La Mala dispone de una carta pensada para compartir o experimentar de manera individual (una opción más propia del cliente extranjero), con menú en las comidas de lunes a viernes. El ticket medio se sitúa entre los 30 y 40 euros, en dependencia del vino escogido, accesible en último término a cualquier comensal.
Carlos Botella ha sido el responsable de confeccionar la carta de caldos con la colaboración de proveedores como Voravins o Dicoval. La carta cuenta con más de treinta referencias, más cavas y champagnes. “Por espacio no era posible disponer de más referencias”, señala Botella, “por lo que hemos optado por una selección de vinos de diferentes D.O españolas, con especial a atención a las bodegas valencianas, de las que hemos escogido vinos menos comerciales, no excesivamente conocidos. El cliente que conoce el mundo del vino se sorprende por algunas de las referencias que hemos incluido”.
Sara Olmedo reconoce que por el escaso tiempo que llevan abiertos, se encuentra todavía inmersa en un proceso de adaptación. “Llevamos seis meses en marcha por lo que estamos rodando la carta. Hemos optado por prescindir de platos que habían acabado su recorrido y hemos introducido nuevas propuestas más adaptadas a un perfil de cliente que cada vez conocemos con mayor profundidad”. Cristina Navarro coincide con la chef: “Seguimos aprendiendo, pero consideramos que el balance es muy positivo gracias a un equipo estable con el que nos hemos ganado un hueco en el barrio del Carmen. Hemos fidelizado clientela. Comensales que después de darle la vuelta a la carta siguen viniendo”.
Cristina y Carlos son conscientes de la tremenda competencia en el sector, aunque confían en el buen hacer acumulado en los seis meses desde que La Mala abrió sus puertas. “La competencia ha estado y estará pese a que no es un factor que tomáramos muy en cuenta cuando decidimos aventurarnos en la restauración. Además, es un aspecto que refuerza nuestro deseo de mejora. Nuestro objetivo desde el inicio es asentar un proyecto con identidad propia en el que el cliente salga contento por la puerta con ganas de volver para conocer nuevas propuestas”.
La Mala Bar
Calle Alta, 3, 46001, València
Tel.: 962 033 404 / 653 180 112